FUNDAMENTOS GENERALES SOBRE CRIMINOLOGÍA Y CONTROL SOCIAL
El hombre y su conducta siempre han sido sujetos a
estudios y críticas por ser desde tiempos remotos un tema preocupante para las
ciencias y los estudiosos. Dentro de las ciencias jurídicas, la criminología
como ciencia interdisciplinaria que utiliza métodos empíricos, se ocupa de la
persona del infractor, la víctima y el control social del comportamiento
delictivo. Trata de suministrar información válida, contrastada sobre la
génesis, dinámica y variables principales del crimen. Lo contempla como
problema individual y social al mismo tiempo; así como realiza programas de
prevención eficaz del mismo y técnicas de prevención positiva en el hombre
delincuente.
Con el objetivo de profundizar sobre aspectos teóricos
asociados a la criminología en su vínculo con las normas y valores que han de
tenerse en cuenta referidos al control social ante el comportamiento de los
individuos y como reguladora de su conducta, proponemos analizar en este
capítulo, aspectos que permitirán, posteriormente, buscar en la religión
valores que actúen o funcionen como elementos dinámicos de control individual y
colectivo de los creyentes, como factor preventivo e inhibidor de la actividad
delictiva.
De ahí que, para Jiménez de Asúa los términos
causal-explicativos, normativos y aplicativos provienen del estudio de la
naturaleza de la conducta humana. Según el criterio de este prestigioso
criminólogo, la ciencia causal-explicativa trataría de explicar el delito en
sus orígenes y desarrollo dentro de la sociedad que lo produce. Ubica a la
Criminología dentro de esta ciencia, y por tanto su campo de estudio rebasará
el de las ciencias normativas como el Derecho Penal, encargado de estudiar los
modelos de comportamiento humano que la ley describe como delito y todas las
sanciones que se podrían aplicar para cada comportamiento establecido y el de
las ciencias aplicativas que dan uso al material científico aportado por otras
ciencias para contribuir al desenvolvimiento de las incógnitas que en ellas se
podrían plantear, como es el caso de la Criminalística, conceptualización con
la que coinciden diversos estudiosos del quehacer Criminológico.
La Criminología se basa fundamentalmente en métodos
empíricos e interdisciplinarios. Asume como objeto de estudio el análisis del
delito, el delincuente, la víctima, el control social, la prevención y la
intervención en el hombre conocida como resocialización; con la inclusión de la
víctima, el control social y los restantes elementos para ser estudiados. Esta
disciplina amplía su ámbito tradicional dando un «moderno giro sociológico que
compensa el biologicismo positivista bajo cuyos auspicios nació la
criminología». Su función está dirigida fundamentalmente a explicar y prevenir
el crimen e intervenir en la persona del infractor, lo que significa que
interesa más prevenir el delito que castigarlo con mayor intensidad o mejor,
acentuando ello la orientación prevencionista de este saber.
La Criminología está concebida dentro de las ciencias
sociales, no es una ciencia exacta. Con los métodos empíricos que utiliza trata
de estudiar mediante la observación de los hechos, las diferentes
manifestaciones de la delincuencia y sus eventos concretos. Se trata de una
ciencia del deber ser y estudia el ser como tal. Estudia la realidad y el
conocimiento científico de la realidad, es siempre parcial, fragmentario,
provisional, cambiante. Hace aproximaciones al fenómeno delictivo sin
prejuicio, sin mediaciones, procurando obtener una información directa de éste.
Por mediación de su empirismo su objeto de estudio se inserta en el mundo de lo
real, de lo verificable, de lo mesurable, sin que quede reducido al espacio de
los valores. Implica, por consiguiente, que su naturaleza descansa más en los
hechos que en opiniones; por lo tanto, precisa más de la observación que de
discursos.
Su carácter interdisciplinario radica precisamente en
la utilización del saber científico de otras ciencias que la ayudan a
comprender esa realidad y que además la nutren, como son: la biología,
sociología, psicología, entre otras disciplinas que versan sobre el hombre y la
sociedad y que se ocupan del pensamiento, el sentimiento y la acción del
hombre. Así logra una síntesis de los conocimientos aportados por estas
disciplinas, sin limitarse solamente al estudio psicológico o biopsicológico de
los individuos, por ser el delito un fenómeno que trasciende los marcos de
estas ciencias. Son muchas las disciplinas científicas que estudian el crimen
como fenómeno individual y social pero, por sí solas, no ofrecen una respuesta
científica acerca de la problemática delictiva y todo lo que en torno a ésta se
desarrolla.
Por tal razón, la Criminología bebe del conocimiento
que aportan esas ciencias, las amplía y modifica sin cesar, se conforma, al parecer,
con obtener una probabilidad y no el descubrimiento de las relaciones de causa
y efecto. Actúa como coordinadora e integradora de las informaciones que le
brindan aquéllas que se interesan por el fenómeno delictivo, retroalimentándose
de sus conclusiones, las que finalmente rectifica y enriquece con el resultado
de su propio saber.
La disquisición epistemológica acerca de si la
Criminología es o no ciencia, no aparece recogida en el contenido de la
investigación, no obstante, consideramos oportuno expresar a modo general
nuestro parecer acerca de este punto. Con independencia de los planteamientos
formulados por los diversos criminólogos y penalistas que han abordado la
problemática, considero que debemos ver a la Criminología como una ciencia, que
ha acumulado un sistema de conocimientos a lo largo de la historia, relacionada
con un campo de determinado saber, y aunque incluida dentro de las ciencias
jurídicas emanada de las ciencias sociales, es independiente, y defiende un
espacio de actividad científica, está vinculada al espacio de la actividad
profesional que no se define sólo para la Criminología ya que es un espacio
compartido con otras ciencias. Al decir de la Dra. Caridad Navarrete, «tiene un
objeto compartido», utiliza un método empírico fundamentalmente porque también
hace uso de otros (tomando en cuenta que el fenómeno de la criminalidad
requiere igualmente de la astucia de los investigadores y de una actitud
abierta, flexible y empática que les permita captar el fenómeno delictivo como
problema humano y comunitario) y del empleo de otros medios de investigación
más precisos pues el crimen, en definitiva, es un fenómeno humano y cultural.
Asimismo, podemos definir que nace de distintas ramas del saber científico,
aportando información válida, fiable y contrastada sobre el problema criminal,
dispone de un objeto del conocimiento propio y móvil puesto que históricamente
ésta ha ido cambiando y sus investigaciones son referentes a problemas de la
práctica social, cuenta con un sólido cuerpo de doctrina sobre el fenómeno
delictivo y finalmente posee una dimensión académica y práctica, o sea, integra
la teoría a la práctica y esta última a la investigación.
Tomando en cuenta lo anterior, la criminología es una
ciencia compuesta por un conjunto de conocimientos racionales que exige el uso
de la razón y la sistematización coherente de enunciados fundados y
contrastables, los cuales son ciertos o probables porque no es lícito
adjudicarle a esta ciencia ni la certeza, ni la exactitud. Se trata de verdades
parciales sujetas a correcciones cuando nuevos datos empíricos o experiencias
demuestran la necesidad de rectificación, según ciertas convenciones
científicas. Evidencias verificadas en su confrontación con la realidad,
fenómenos susceptibles de ser contrastados empíricamente, sometidos a pruebas
de verificación, confrontación o refutabilidad empírica, sistematizados
orgánicamente al no permanecer estos conocimientos de manera aislada sino que
los va incorporando como parte de un sistema aunque lo esencial es la visión
que percibe las relaciones entre los fenómenos. Esta ciencia hace referencia a
objetos de una misma naturaleza, a objetos que pertenecen a un determinado
aspecto de la realidad y que guardan cierta homogeneidad entre sí y sus
conocimientos son susceptibles de ser trasmitidos a través de un lenguaje que
le es propio.
Asumimos conformemente el criterio de la Dra. Tania de
Armas, cuando ubica a la Criminología como ciencia, con el surgimiento de la
Escuela Positivista, en Italia, a finales del siglo XIX, y no con la escuela
clásica, ya que en la etapa señalada comenzaron a desarrollarse determinadas
ciencias que eran sinónimo de progreso y prestigio, atrayendo a aquellas
personas que llegaron incluso a sustituir la religión por la ciencia, entre
otras razones, ya que por primera vez mira al individuo, se direcciona la
mirada al hombre «delincuente» y a la víctima de alguna manera.
«La criminología adquirió autonomía y rango de ciencia
cuando el positivismo generalizó el empleo del método empírico, esto es, cuando
el análisis, la observación y la inducción sustituyeron a la especulación y el
silogismo, superando el razonamiento abstracto, formal y deductivo» (Pablos de
Molina,1994:47).
El campo de la criminología abarca el fenómeno de la
formación de las leyes, sus infracciones y las reacciones ante tales
violaciones; por consiguiente, «la criminología abarca todo el campo del
fenómeno criminal, su surgimiento, las características especiales de su
comisión, las intrincadas causas bio-psicosociales que concurren y, finalmente,
sus posibilidades de evitación». La criminología toma en cuenta los fenómenos
del pasado, presente y futuro, abarcando así el hecho por ocurrir como los
hechos aún no ocurridos pero con simple perspectiva de ocurrir. El Dr. Tabío,
encontró en esta ciencia, un camino recto y mejor para el conocimiento y
prevención de las acciones humanas y de los males y debilidades del hombre.
Dentro de la formación de los juristas es esencial
reparar en la temática Criminológica puesto que durante el ejercicio de la
profesión se enfrentarán a una serie de problemáticas, entre las que aparece el
tema religión, principalmente su vinculación a las actividades de carácter
delictivas, en las que tienen la obligación de conocer, intervenir y resolver
con la mayor justeza. En tal sentido resulta necesario y vital el conocimiento
sobre las funciones que cumple esta ciencia y cómo debemos en la práctica
aplicarla. Su función modeladora contribuirá a la obtención del modelo teórico,
a acumular toda la información necesaria y analizarla; debe servir de
orientadora para explicar el fenómeno del delito y todos los factores que en él
confluyen. Debe dar opiniones, alternativas, posibilidades para el diseño de
mejores políticas criminales y política social.
Es imposible vivir ajeno a los fenómenos sociales, a
la formación de valores sociales e individuales, a la marginalidad, la
prostitución, y demás fenómenos que pueden llegar a enfermar una sociedad si no
son visualizados y tomados en cuenta.
Por último, la criminología debe ayudar a educar a la
población en el tema del delito. Al constituir un fenómeno comunitario y
social, de nada servirá ignorarlo, por el contrario, debatir el tema sin tabú,
sin reminiscencias y sin tanta problemática, nos hará mucho más asequibles y
preparados para contribuir con la obra social de nuestra Revolución, al aportar
una valoración más real, objetiva y de alerta al legislador, en el caso de
enfrentarnos a consecuencias negativas de una normativa penal, o que esté en
conflicto con el sentimiento social.
Coincidimos con los estudiosos del tema, cuando
plantean que ciertamente en Cuba han existido diferentes corrientes del
pensamiento criminológico para explicar la Criminología. Existió una fuerte
influencia de la corriente positivista defendida por Lombroso al tratar de
buscar y encontrar las causas y condiciones del delito, parcelando con ello el
positivismo, la comprensión y alcance de esta temática al reducir su estudio al
delito en su relación con el delincuente y sus causas; pero al ser las causas y
condiciones que facilitan la conducta infractora de carácter infinita, son
muchos los factores que inciden en la actividad delictiva, donde podemos citar
entre otros, el rol de la familia, la educación, la escuela, los que son en
definitiva, el papel que en esencia juega el control social.
Toda sociedad o grupo social tiene que contar con
reglas de convivencia, con una disciplina que asegure la coherencia interna de
sus miembros, en correspondencia se ve obligada a desplegar diversos mecanismos
que aseguren la conformidad de éstos con sus normas y pautas de conducta; punto
donde funge su desempeño el control social. Su implantación es necesaria una
vez que sale a relucir un desajuste entre el hombre y la sociedad, dicha implantación
puede ser de controles tanto coactivos como persuasivos que regulen, orienten y
repriman conductas no deseadas, o no reconocidas como válidas en determinada
sociedad.
El control social puede definirse no sólo como los
mecanismos, procedimientos o muros de contención con que cuenta la sociedad
para alinear la conducta de sus miembros, sino como aquéllos que promueven y
garantizan la conducta del individuo a los modelos y normas comunitarias. Se
concibe además, como la «capacidad de la sociedad para regularse a sí misma de
acuerdo a principios y valores aceptados mayoritariamente».
Igualmente pudiera definirse como «el agregado de
mecanismos a través de los cuales el orden institucional, obrando en defensa y
protección de sus propios intereses busca el mantenimiento del status quo, que
no es otra cosa que el mantenimiento de determinado estado de cosas en el
ámbito económico, político y social».
Comparto el criterio del Doctor De la Cruz, cuando
plantea que el control social va a tratar de mantener o crear las condiciones
necesarias en busca de la armonía social y para ello se ejerce sobre los
individuos en aras de enseñarlos, persuadirlos y compelerlos a usar los valores
aceptados por el grupo con la finalidad última de lograr una disciplina social
que resulte funcional para el mantenimiento de las estructuras que sustenta el
Estado.
Como toda sociedad para que funcione requiere de una
homogeneidad o quizás de una estabilidad mínima indispensable, podrá en tal
sentido fomentarse el derecho a las diferencias con respeto hacia los demás,
sin invadir la esfera individual, lo que incluye la temática religiosa. El
control social pretende que el sujeto se comporte de manera adecuada para los
demás, permita lograr la homogeneidad referida, en tal caso la educación, la
cultura, la familia, el trabajo e incluso, la religión, son formas positivas
del control social puesto que proporciona al sujeto de todos los instrumentos
que necesita para la sociedad y a su vez brinda a la sociedad un sujeto
preparado.
En el ámbito académico se realizan diferentes lecturas
acerca del control social, una de ellas es que puede y de hecho es examinado
como cuestión política. Incluye este proceder la forma de imponer, transformar
o simplemente conservar un determinado orden social. Nuestro conocido penalista
y criminólogo, Dr. De la Cruz Ochoa, nos dice que bajo este prisma se emplean
categorías que incluyen el poder, dominio, estado, derecho, represión,
autoridad, denominadas politológicas y jurídicas. Interpreta la integración social
y la socialización en una dimensión social como categoría sociológica del
control social. El control social, es visto también, probablemente por diversos
criminólogos no como un elemento más de enriquecimiento para el objeto de la
criminología sino como un nuevo modelo o paradigma de ésta, conocido como
«paradigma de control», en el que confluye con fuerza el factor ideológico, en
tal caso habrá que tomar en cuenta las indescriptibles representaciones y
actitudes de los individuos, conocidos como un primer nivel de control y
criminalización, referidos en lo fundamental a los estereotipos y la
estigmatización.
Habíamos dejado definido con antelación a qué nos
referimos cuando hablamos de control social e incluíamos en esa definición
todos los procedimientos que utiliza la sociedad para que se adopten o
mantengan la disciplina social dentro de las pautas de comportamiento y los
valores aceptados como válidos, necesarios o convenientes, pero también nos
referiremos a la función de un grupo o líder personal y al uso de sus propios
procedimientos, como sucede en la religión, con el propósito de mantener
alineada la conducta de los individuos en la sociedad que, en esencia, no son
más que los métodos que utiliza el control social. Mientras que, sus
estrategias recaerán en la socialización, prevención y represión de los
individuos.
Para el control social la socialización es el proceso
de interacción entre individuo y sociedad al que se le incorporan las normas y
los valores que éste captará durante el desarrollo de su personalidad,
desencadenando como resultado su formación como ser social, y es proceso que se
produce tanto en personas religiosas como en las no religiosas.
La socialización alude a la transformación que sufren
los individuos en su interacción con otros, es el proceso mediante el cual el
individuo en desarrollo, se adapta a los requerimientos de la sociedad en que
vive, está estrechamente ligada al aprendizaje y a la formación de la
personalidad toda vez que se realiza durante el proceso evolutivo; entenderá
como prevención en su concepto más concreto, a todo cuanto se haga con vistas a
evitar que determinadas conductas, no afines con el sistema normativo se
produzcan en la sociedad, aspecto en el que, a mi juicio, la religión
contribuye, y por último actuará en su rol represivo cuando las restantes
estrategias del control social, fallan y esencialmente cumplirá con castigar
las conductas que vulneran el sistema normativo.
Todos los elementos que componen el control social se
encuentran implicados en la materialización de las definiciones del delito, del
delincuente y la delincuencia; en tal sentido, definirá cuáles conductas serán
tipificadas como delito, razón por la cual crea al delito al tener que
definirlo (nivel legislativo), quién es delincuente, creando precisamente a ese
delincuente al identificar a una persona en vez de a otra que ha realizado una
conducta similar (nivel policial-judicial) y cuál es la delincuencia. Una vez
definido delito y delincuente, hace una selección de los casos que ingresarán a
los registros oficiales con intención de indicar la realidad delictiva de un
país (nivel legislativo, policial, judicial y de ejecución penal). A todos
ellos se les ha dado la denominación de «procesos de criminalización». A decir
de Pablos de Molina «el control social, no se limita a detectar la criminalidad
y a identificar al infractor, sino que crea o configura la criminalidad».
Entre las modalidades de sanciones con que cuenta el
control social, conocidas igualmente como medidas del control social, aparecen
en la literatura acerca del tema, las sanciones positivas y negativas. Se
entiende como positivas las que se producen cuando el individuo actúa
coherentemente con el sistema normativo del control social. Se traduce entonces
la conformidad y disciplina social del individuo en recompensas o
reconocimientos. Mientras que las negativas son las sanciones, o las
consecuencias que se afrontan ante la vulneración del sistema normativo del
control social.
Con vistas a obtener la conformidad o adaptación del
individuo a sus postulados normativos, y en definitiva a la disciplina social,
la comunidad se sirve de dos clases de instancias o portadores del control
social y éstas son: formales e informales:
• Instancias formales. Los agentes formales del control
social son: la policía, la justicia, la administración penitenciaria.
• Instancias informales. Los agentes informales del
control social son: la familia, la escuela, la profesión, la religión, la
opinión pública, entre otros.
El control social formal es el que tiene como función
principal el cumplimiento de las estrategias de prevención y represión, es el
que está establecido legalmente. Identificado como el establecimiento de
procedimientos públicos que se delega en determinadas instituciones que están
en función de conseguirlo. Por el cierto grado de formalización que se le
atribuye, cumple funciones importantes como la de seleccionar, delimitar y
estructurar las variantes de actuación de las personas implicadas en un
conflicto, correspondiéndole a «las leyes procesales, los administradores de la
justicia penal, organismos policiales y las instituciones penitenciarias el
ejercicio de ese control social formal. A éstos igualmente corresponde, su
detección, tratamiento y prevención, según la política de control social
diseñada por el Estado».
Se llega al control social formal cuando las restantes
agencias contempladas dentro del control social informal no funcionan
adecuadamente, por lo que se hace necesario la intervención de estas instancias
formales que fungen de modo coercitivo e imponen sanciones cualitativamente
distintas a las sanciones sociales, que llegan a estigmatizar al individuo
infractor al atribuirle un estatus de desviado, peligroso, delincuente.
Aunque muchas veces los límites entre ambas instancias
son difusos y en ocasiones difícil de establecer ya que lo formal puede tender
a ser informal y viceversa, en el presente trabajo trataremos de dejar bien
delimitado las diferencias entre ambos.
El control social informal tratará de condicionar al
individuo, de disciplinarlo a través de todo un proceso que comienza en los
núcleos primarios (familia) pasando por la escuela, la profesión y la instancia
laboral, y que culmina con la obtención de una actitud conformista de éste ante
la interiorización de las pautas de conducta trasmitidas y aprendidas durante
dicho proceso de socialización que lo llevan a la obediencia. De este modo las
instancias del control social informal pueden llegar a ser eficientes en la
medida que obtenga como resultado un sujeto adaptado que acepte lo que la
sociedad le impone y si ello resultara así, entonces podría excepcionalmente el
sujeto adaptado o conforme, experimentar un comportamiento que quebrante las
reglas establecidas.
Aseveraba Aniyar de
Castro: «el control social informal, es una intensa y polifacética manera de
educar a los individuos, y de este modo a las masas, desde el nacimiento hasta
la muerte». Esta prestigiosa criminóloga concede gran importancia al proceso
educativo o de socialización de los individuos, quien además reflexionaba al
respecto: «se educa a través de todos los órganos del control social informal:
la familia, la religión, la escuela, los medios de comunicación y de
información, la literatura
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